Piel con rosácea. Cuáles son los síntomas y cómo cuidarla

Cuando  hablamos de piel sensible nos referimos  a aquella piel que reacciona fácilmente a estímulos normales de forma exagerada como por ejemplo, el frío, el viento, los cambios de temperatura… pero también el estrés, la alimentación o algún cosmético que aplicamos. En cambio cuando nos referimos a la rosácea estamos hablando ya de una enfermedad de la piel. 

• La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel. 
• Hay  415 millones de personas con rosácea en el mundo.
• Afecta 3  veces más a mujeres que a hombres.
• Empieza a manifestarse entre los 30 y 50 años.

¿Cuáles son los síntomas de la rosácea?

Aparece una rojez facial persistente en la región centro-facial de la cara, es decir en las mejillas, nariz, mentón principalmente, también en la frente aunque menos frecuente. Puede aparecer también en el escote. A veces, pueden aparecer también pequeños granitos rojos y , a veces, incluso con puntita de pus en medio. Esto hace que, a veces, se pueda confundir con ACNÉ. La diferencia importante es que en una rosácea no aparecen comedones o puntos negros. La rosácea no tiene cura, pero si utilizamos una cosmética individualizada y adecuada para nuestra piel  controlamos la enfermedad y espaciaremos la aparición de brotes. 

¿Cuáles son las causas de la rosácea?

• Existe una predisposición genética, aunque no siempre se manifiesta.
• Las pieles claras tienen más predisposición.
• El sistema inmunitario está alterado.
• Hay una alteración en la función de los vasos y nervios de la cara, es decir, normalmente los vasos sanguíneos  y nervios de la cara se dilatan y se contraen de forma natural. En el caso de la rosácea, estos vasos no se comprimen tan fácilmente y están más tiempo dilatados.
• Es más frecuente que hayan más microorganismos en la piel, y como el sistema inmunitario funciona un poco más, ataca a esta flora e inflama más la piel.
• La radiación solar, tanto el UVA como el UVB la empeora.

 

Rutina de belleza y consejos para la piel con rosácea: 

Por la MAÑANA:

1. LIMPIAR  bien la piel para retirar el exceso de sebo, de microorganismos, de crema del día anterior, la polución… que pueden producir inflamación en la piel.

Los más recomendados son geles o mousses sin perfume, que sean suaves y con un pH ligeramente ácido.  La idea es humedecer primero el rostro, trabajar con los dedos y retirar con agua templada y secar a toques con una toalla. Las aguas micelares, si son específicas para rosácea, también se recomiendan. En algunos casos , el hecho de utilizar algodón con el agua micelar, puede irritar un poquito la piel.

1. CREMA HIDRATANTE necesaria  para mejorar la función barrera de la piel.
2. CREMA SOLAR es IMPRESCINDIBLE. El sol es enemigo de la rosácea y puede empeorarla. Elige preferiblemente filtros minerales que son mejor tolerados ya que generan menos sensación de calor.

Por la NOCHE:

1. LIMPIAR de la misma forma que por la mañana
2. Solo si no tiene brote, se puede aplicar alguna crema con polihidroxiacidos como la gluconolactona o ácido azelaico son bien tolerados, no pican ni irritan la piel. Tienen un efecto peeling superficial  que hace que la piel la notemos más lisa, luminosa además de tener un efecto antiedad.

En rosáceas con pápulas y pústulas donde además, hay una inflamación importante, es necesario el uso de algún antibiótico y entonces sí es recomendado ir al dermatólogo.